28 de agosto de 2010

Me hallarás en tu voz y en tu mirada, me hallarás en la sombra de tus pasos, en la caricia musical del aire, en el sonido fiel de la campana

En los fulgores de la luz que llega y despierta el color en el paisaje. En el perfume que la tierra invade cuando viene creciendo la mañana.

Mira a tu alrededor. Mira los árboles y la lluvia en las hojas, mira el agua. Oye venir mi voz por el camino que se tiende a la tarde como un brazo.

Estaré allí, perdida entre tu mano, forma de amor sin tiempo ni distancia. Me llevarás en ti calladamente, sin nombre ya, ni olvido, ni esperanza.

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Ponele que lo escribi a esa hora